Misericordia (del latín misere miseria, necesidad; cor,
cordis corazón y el sufijo -ia,
hacia los demás = tener un corazón
solidario con aquéllos que tienen necesidad) es la disposición a compadecerse
de los trabajos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al
necesitado, especialmente de perdón y reconciliación. Es más que un sentido de
simpatía, es una práctica.
En el cristianismo, es uno de los principales atributos divinos. La
misericordia es también un sentimiento de pena o compasión por los que sufren,
que impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas ocasiones, es la virtud
que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo.
No hay que confundir la misericordia con la lástima. La lástima
se aplica con más propiedad a la sensación que nos causa el mal que se ofrece a
nuestros sentidos; y la compasión al efecto que causa en el ánimo la reflexión
del mal: porque aquella no explica por sí sola más que la sensación de la pena
o el disgusto que causa el mal ajeno; pero la compasión añade a esta idea la de
una cierta inclinación del ánimo hacia la persona desgraciada, cuyo mal se
desearía evitar.
Compasión (del latín cumpassio, traducción del
vocablo griego συμπάθεια = sympathia) es un sentimiento
que se manifiesta a partir del sufrimiento de otro ser. Más intensa que
la empatía,
la compasión describe el entendimiento del estado emocional de otro y es con
frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir su sufrimiento.
El budismo ha hecho de este sentimiento su actitud
espiritual propia: todo ser vivo merece esta piedad cuidadosa, esta
solidaridad en la finitud o por la menesterosidad. Los monoteísmos de
origen semita (judaísmo, islam y cristianismo)
han dado mucho valor a la compasión divina o misericordia. Para el sufí murciano
Ibn 'Arabî (1240 d.C.) el nombre real
de Dios es ra.hmân,
el Misericordioso.
Aunque se dice que Pablo de Tarso
(El Apóstol Pablo, en el cristianismo)
afirmaba que la compasión es “reír con los que ríen y llorar con los que
lloran”, enlazando el valor de la compasión con la idea de compartir,
este versículo enfatiza más bien la virtud de la empatía.
El sentimiento de compasión se ha asociado erróneamente a un sentimiento pasivo
de lástima o pena ante la
desgracia que nos produce el dolor de otro: sin embargo, la solidaridad, como
positiva actitud de generosidad y cuidado de los demás resulta psicológicamente
incomprensible sin el motivo de la compasión.
En occidente suele ser conocida como la Diosa de la Misericordia,
pues suele confundirse a los Buddhas y bodhisattvas con dioses. En la
mitología taoísta,
donde se dan otras historias sobre su origen que no están directamente
relacionadas con Avalokiteśvara, es conocida como Ci Hang Zhen Ren y es
considerada un inmortal.
El primer monje budista que se refirió en
femenino a Guanyin fue Kumarajiva, al traducir al chino el Sutra del Loto en
el 406d.
C. En su traducción, siete de las treinta y tres apariciones del bodhisattva son
de género femenino. Con la introducción del Budismo Tántrico o Vajrayāna
en China durante la dinastía Tang, siglo VIII,
fue creciendo en popularidad la representación de Avalokiteśvara como una
hermosa figura de rasgos femeninos con vestidos blancos.
Guan Yin ha hecho voto de no entrar en
los Reinos Celestiales hasta que todos los seres vivientes hayan completado su
proceso de iluminación y se liberen del ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación (Samsara).
En la devoción popular, Guanyin rescata a
quienes acudan a ella en momentos de dificultad, sobre todo ante los peligros
producidos por el agua, el fuego o las armas. La bodhisattva comprende los
sentimientos de temor y responde a las peticiones de ayuda con su Compasión.
Como Madre Misericordiosa, oye las peticiones de quienes desean tener hijos.
Asimismo el Movimiento Mahakaruna (La Gran Compasión), ha dado a conocer las
"108 Glorias de Guanyin", promulgadas por S.G. Devadip Baghwan Singh,
como una eficaz oración transformadora.
En Occidente muchas son los que asocian
la figura de Guanyin con las de las diosas madres protectoras de otras
religiones, tales como la Virgen María en
el Catolicismo, Isis en el antiguo Egipto, Tārā en
el Budismo Tibetano y Śakti, Párvati, Sītā oRadha en el Hinduismo.
En Oriente son
numerosos los templos y estatuas dedicados
a este bodhisattva.
Es conocido en Tíbet con el nombre de Chenrezig,
en China como Guānshiyīn (chino tradicional: 觀世音菩薩, pinyin:
Guānyīn Púsà; lit. bodhisattva Guanyin) y en Japón como Kannon
(idioma japonés: 観音). En sánscrito, Avalokitesvara es también conocido como Padmapāni
(Soporte del Loto) o Lokeśvara (Señor del Mundo). En el budismo tibetano,
el Dalái Lama es considerado encarnación de Avalokiteśvara, conocido también
como Jainraisig (tibetano: སྤྱན་རས་གཟིགས་).
El
nombre sánscrito Avalokiteśvara se compone de las siguientes partes:
‒ ava, prefijo verbal que
significa abajo,
‒ lokita, participio pasado
del verbo lok, notar, observar,
contemplar; que aquí se usa en sentido activo (una irregularidad ocasional
en la gramática sánscrita),
‒ īśvara, señor, gobernante, soberano o amo. De acuerdo con las reglas
del sandhi (de unión de palabras), la -a final
de lokita se une a la –i del principio de īśvara y se convierte
en una -e: lokita + īśvara = lokiteśvara.
Al combinar estas tres palabras queda: “el Señor que mira hacia abajo (el mundo)”. La palabra
sánscrita loka (“local” o “mundo”) no está presente en el nombre,
pero se entiende implícita.
Sin embargo, la investigación reciente señala que la forma
original y el significado del nombre eran muy diferentes: Avalokitasvara con la
terminación –svara (“sonido, ruido”), de modo que la palabra se traduce:
“quien ha percibido un sonido” (un compuesto brahmi con un participio
pasivo como primer elemento). Esto es, avalokita: “ese que ha sido percibido” y
el compuesto es literalmente “el que ha percibido
un sonido”, vale decir, percibidor del sonido sufriente de los mundos (los
6 reinos).
Relato Mahāyāna
Según la doctrina mahāyāna, Avalokiteśvara es el bodhisattva que hizo un gran voto para escuchar
los ruegos de todos los seres sensibles en momentos de dificultad y posponer su
propia budeidad hasta haber ayudado a cada ser sobre la tierra a alcanzar el nirvana. Entre los sūtras mahāyānas asociados con Avalokiteśvara aparecen: el Sutra
del corazón (como
discípulo del Buda histórico Śākyamuni) y el Sutra
del loto, particularmente el 25º capítulo, el cual es a veces
referido como el Sūtra-avalokiteśvara.
Las seis formas de
Avalokiteśvara en el Mahāyāna 天臺六觀音 (Tiāntái
liu Guānyīn) son:
1.
大悲觀音 Gran compasión
2.
大慈觀音 Gran bondad,
3.
獅子無畏觀音 Valiente como león
4.
大光普照觀音 Luz universal
5.
天人丈夫觀音 Líder de los dioses y de los hombres
6.
大梵深遠觀音, 大梵至聖觀音 El gran Brāhma
omnipresente
Cada una de estas seis
cualidades de este bodhisattva rompe los respectivos obstáculos 三障 de los seis mundos
budistas: infiernos, pretas (espíritus hambrientos), animales, asuras (titanes), hombres y devas (dioses).
Relato Vajrayāna
En la tradición tibetana, Avalokiteśvara
es visto como surgiendo de dos fuentes. Una es la relativa, donde un eón previo (kalpa), un devoto y compasivo
monje budista deviene en un bodhisattva,
transformado en el kalpa
presente de Avalokiteśvara. Sin embargo, ésta no entra en conflicto con la
fuente final, según la cual Avalokiteśvara es la manifestación universal de la
compasión. El bodhisattva es visto como el vehículo antropomórfico para la
deidad real, que sirve para provocar una mejor compresión de Avalokiteśvara a
la humanidad.
Las siete
formas de Avalokiteśvara en el budismo esotérico 密教七觀音:
1.
不空羅索觀音 Red no vacía (o que no
falla) o lazo, Amoghapāśa
2.
千手千眼面觀音 De mil manos y mil ojos,
vara-sahasrabhuja-locana / Sahasrabhujasahasranetra
3.
馬頭觀音 Cabeza de caballo,
Hayagriva,
4.
十一面觀音 De 11 rostros,
Ekadasamukha
5.
准提觀音 Cundi
6.
如意輪觀音 Rueda del poder
soberano, Cintamani-cakra
7.
聖觀音, 正觀音 El santo, 聖觀自在 Arya Lokiteśvara, el santo soberano que sostiene el mundo
(loka), una traducción de īśvara significa “gobernador” o “soberano”.
Mantras
El budismo tibetano relaciona a Chenrezig con el mantra de
seis sílabas Om Mani Padme Hum, motivo por el cual
recibe también el nombre de Ṣaḍakṣarī.
La conexión entre este famoso mantra y Avalokiteśvara ya aparece en el
Karandavyuha Sūtra (probablemente a fines del siglo IV o principios del V), uno
de los primeros trabajos budistas que llegaron al Tíbet (poco antes de
finalizar el siglo V).
En el budismo Shingon,
el mantra que se emplea para alabar a Avalokiteśvara es el On Aro-rikya Sowaka (¡Oh, Inmaculado, Salve!).
Los Mil Brazos de Avalokiteśvara
Una conocida leyenda budista narra que Avalokiteśvara hizo el
voto de nunca descansar hasta haber liberado a todos los seres sensibles del Saṃsāra. A pesar de su agotador esfuerzo, se dio
cuenta de que todavía quedaban muchos seres desgraciados por salvar. Después de
luchar para comprender las necesidades de todos, su cabeza se dividió en once
partes. El buda Amitābha, al observar su apremio, le dio once cabezas para oír
los lamentos de los sufrientes. Al oír esos clamores y comprenderlos,
Avalokiteśvara intentó alcanzar a todos aquellos que necesitaban ayuda, pero
encontró que sus brazos se destrozaban. Una vez más, Amitābha vino en su ayuda
y lo dotó con mil brazos para que pudiera ayudar a las multitudes sufrientes.
Muchas versiones himalayas
de este cuento incluyen ocho brazos con los cuales Avalokiteśvara hábilmente
sostiene el dharma,
cada uno de los cuales posee su implemento particular, mientras que las
versiones chinas más específicas dan diferentes cuentas sobre su número.
Extractos las enseñanzas del “AGNI
YOGA”
Dictadas a Helena I. Roerich por el Maestro El Morya
332.
¿Cuál es la naturaleza de la compasión de los Bodhisattvas? Sin
restringir la voluntad, dirigen toda fuerza sutil, invisible y pacientemente,
hacia el bien. No es difícil comportarse de acuerdo a la Guía de los
Bodhisattvas, pues Estos aceptan todas las características del espíritu.
El
trabajo se siente como una carga sólo cuando las fuerzas se distribuyen
incorrectamente; pero cuando la proporción de una dirección y su ejecución se
mantienen, entonces hasta una tarea complicada no estará más allá de las
capacidades de uno.
Es sumamente dañina la
creencia de que a pesar de que uno lo está dando todo, no recibe recompensa.
Uno puede menospreciar el logro más brillante con tal degradación. No olvidemos
que, al conocer la meta, uno siempre puede continuar. Pero contar las piedras
que amenazan nuestro precioso pie impide los pasos. Consideremos que cuando los
pájaros vuelan no cuentan cada aleteo de sus alas.
Ni un sólo Maestro ha
pensado en algún momento que Su trabajo está terminado, o que se merece una
recompensa. Esta es la cualidad del auto-sacrificio de los Bodhisattvas: la
creación por medio del trabajo de cada acto de su mano infatigable, pues el ojo
conoce la distancia hasta la meta. Así será la labor de los Bodhisattvas - como
el Fuego - omnipresente, auto-sacrificante, e infatigable en su esencia.
210. Se
dice que un yogui no tiene deseos; en realidad, está lleno de esfuerzo. Un
deseo no es activo, pues crea expectativa, y la expectativa es la madre de la
pasividad. En cambio, el esfuerzo es un generador de movimiento, que lleva al
ascenso del espíritu. Se dice que el yogui no conoce el amor; pero en realidad,
está lleno de compasión. La gente sólo piensa en el amor como vínculos restrictivos.
Pero la compasión es ilimitada, una colaboradora de la Verdad. Se dice que un
yogui está dotado de poderes inagotables; sin embargo, como un jardinero
diligente, debe cultivar sus propias plantas en el jardín de las oportunidades.
Extractos del NUEVO TESTAMENTO
Evangelio según Lucas 6,27-38
“Pero
a vosotros, los que me escucháis, yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced
bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os
difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que
te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que
tome lo tuyo, no se lo reclames.
Y
tratad a los hombres como queréis que ellos os traten. Si amáis a los que os
aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman.
Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También
los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis
recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para
recibir lo correspondiente.
Más
bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada a
cambio; entonces vuestra recompensa será grande y seréis hijos del Altísimo,
porque él es bueno con los desagradecidos y los perversos.
«Sed
compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis
juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.
Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el
halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.»
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